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Lo que 2024 nos enseñó

Este año que termina he conversado con algunos cercanos de la industria y coincidimos en que este 2024 nos deja una sensación de montaña rusa emocional y profesional en el mundo de la Gestión de Personas en Latinoamérica.

Ha sido un año en el que las empresas y sus equipos han tenido que aprender a surfear olas, que a veces parecían tsunamis: cambios políticos, económicos y sociales, sumados a las exigencias del día a día. Pero, como en la vida familiar, esos momentos de caos también han traído aprendizajes profundos.

En nuestros hogares, todos/as hemos vivido el desafío de la convivencia, del equilibrio entre el trabajo remoto y el "mamá, ¿dónde está mi uniforme?", o el "papá, se acabó la leche". Esos momentos reflejan lo que también sucede en nuestras organizaciones.

Aprendimos que la flexibilidad es más que un beneficio: es una necesidad para sostenernos como equipos. Redefinimos qué significa realmente ser resilientes, no sólo en términos de resultados, sino en cómo cuidamos la salud mental y emocional de las personas.

En 2024, nos quedó claro que el bienestar laboral no basta con que sea un eslogan bonito sino una apuesta que mejora la productividad, pero que -por sobre todo-  genera sentido de pertenencia.

También entendimos que la cultura organizacional debe abrazar la diversidad y la inclusión, no como un tema de moda, sino como una oportunidad para construir espacios más humanos. En un mundo tan polarizado, las empresas han sido refugios para muchos y esa responsabilidad nos invita a seguir evolucionando.

 

Mirando el 2025

El próximo año llegará con desafíos importantes. El reto será promover liderazgo en tiempos de cambio, incluyendo elecciones, escenarios político-económicos cambiantes donde las estrategias deben ser tan ágiles como profundas.

A nivel general, el desafío clave será integrar tecnología sin perder el lado humano. La inteligencia artificial será una gran aliada, pero dependerá de nosotros mantener el foco en las personas, no solamente en los datos.

Además, la formación de líderes seguirá siendo prioridad: líderes que no sólo guíen, sino que inspiren, escuchen, que sean humildes y que vinculen con el trabajo con el propósito de la empresa y el individuo.

Así como en casa cada año aprendemos a convivir y crecer juntos, en nuestras organizaciones debemos seguir cultivando paciencia, empatía y colaboración. Porque, al final, el éxito en el trabajo no se mide sólo en números, sino en cómo cuidamos a quienes nos acompañan en este viaje.

¡Vamos por un 2025 lleno de aprendizajes y crecimiento!

Si quieres conversar más sobre tus desafíos futuros o los de tu organización, escríbeme o llámame al +56 9 9099 7240 o a [email protected], y tomemos un cafecito virtual.

Un abrazo,

María José 

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